Los goleadores tienen esas cosas que los diferencian del resto de los mortales. Cuando entran en racha, no hay nadie que los detenga. Y en ese status se encuadra Martín Nicolás Peralta, el delantero que se convirtió en la llave del gol de San Jorge en este tramo final del Reducido del Federal A, y le posibilitó ubicarse entre los serios candidatos a quedarse con la otra plaza disponible para la B Nacional de la temporada 2019/20.
Aunque quiere ser cauto a la hora de analizar el futuro, el muchacho de Barrio Oeste II tiene elementos a la vista para sentirse reconfortado con este presente futbolístico. En los 13 partidos que jugó en la temporada en el “Expreso Verde”, anotó 10 tantos. Lo que potencia aún más esta racha goleadora es que siete de ellos los anotó en los últimos tres encuentros: a los cinco de la serie contra Desamparados se suman los otros dos que convirtió el domingo frente a Defensores de Belgrano, de Villa Ramallo.
“Cafú”, como le dicen en el barrio, reconoce que cuando decidió dejar Atlético -donde jugaba en el torneo liguista- para sumarse a San Jorge, tomó una de las decisiones más complicadas de sus 21 años de vida. “Es que pensé que era el momento de empezar a sumar minutos de juego, algo que en Atlético me estaba faltando. Acá no me lo aseguraron, pero sabía que iba a tener una posibilidad cierta de poder ganarme un lugar entre los titulares”, señaló el atacante, que se formó en CEF18 y luego hizo las inferiores en los “Decanos”.
Piedras en el camino
Peralta reconoce que el camino no le fue fácil, ya que al inicio del certamen lo vivió desde el banco de suplentes. “Si hay algo que me distingue es que nunca bajo los brazos y que duplico el esfuerzo cuando las cosas vienen mal. En un principio, Nelson Martínez Llanos arrancó como titular, pero en los últimos siete partidos, el técnico (Víctor Nazareno Godoy) me dio la oportunidad de ser titular y no desaproveché”, comentó quien tiene en su pequeño hijo Manuel, en su novia Sol Pascual y en su madre Sandra a sus hinchas más fanáticos.
A “Cafú” no le avergüenza el hecho de que nadie apostaba nada por ellos en el arranque de la temporada; al contrario, fue un plus. “Es verdad... esta situación nos terminó fortaleciendo y uniendo al grupo, que con el correr de los partidos fue alcanzando el rendimiento que hoy nos permite vivir un momento soñado. Pero ojo, no hay que dejar que la ansiedad nos saque de la cabeza que todavía debemos la revancha ante Defensores. Sería un grave error pensar que ya somos finalistas”, alertó.
Los goleadores saborean cada una de sus conversiones de una manera muy especial, pero siempre hay uno al que quisieran ponerle un marco y colgarlo en la pared del comedor: “si tengo que elegir uno de los 10, me quedaría con ese que le hice a Estudiantes de Río Cuarto, cuando recién había entrado. Fue una pelota que recibí de Ricardo Tapia, que definí por sobre el arquero. Otro que también me gustó fue el primero que le hice a Desamparados, en el partido de vuelta”.
Martín considera que, más allá de los fundamentos técnicos que tiene cada uno de los integrantes del plantel, la clave de este presente radica en que los aportes individuales pasaron a un segundo plano, detrás de un rendimiento colectivo que ha convertido a San Jorge en un equipo respetado por todos. “Eso sólo se pudo lograr por la humildad que le ponemos al trabajo en el día a día. Sería maravilloso coronar de la mejor manera todo lo que hicimos en esta temporada”, acotó.
Aunque quiere centrar toda su atención en San Jorge, es indudable que este presente promisorio le abre nuevas expectativas en lo profesional, porque su nombre puede empezar a sonar fuerte en Atlético, club que es dueño de su pase y donde tiene contrato hasta junio de 2020. “Como todo profesional, uno trata de buscar progresar en su carrera. Me gustaría tener la posibilidad de jugar en Primera, pero eso recién lo analizaré cuando termine esta temporada”, aseveró.